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Contaminación ambiental: Vecinos de Perdriel están hasta el cuello

Los vecinos del barrio Quintana en Perdriel conviven con un derrame cloacal y sienten desbordada su tolerancia.

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La comunidad vecinal reclama su derecho a un ambiente sano en Perdriel.

Al final de las 2 cuadras por las que se extiende el barrio Quintana, hay una cámara cloacal que está desbordada. El efluente riega un descampado con una mancha de 100 metros hacia el norte, aprovechando el desnivel hacia el Río Mendoza.

La Vene Vistalba

Infecciones, mal olor, contaminación del suelo, de las napas, del aire donde también se ven afectados los perros de la zona. Las familias en tanto, presentan cuadros de gastroenteritis.

30 años en Perdriel

El barrio comenzó a construirse a principios de los años 80 por ayuda mutua y se aceleró tras el terremoto de 1985, por lo que las viviendas se entregaron en 1989. Inicialmente el barrio contaba con 7 hectáreas, de las cuales se ocuparon 2 para viviendas.

Las 5 restantes fueron entregadas al municipio para un espacio verde que todavía no existe. Sin embargo, el punto candente es el desborde de la cámara cloacal y el consecuente derrame de efluentes que vuelca sobre la zona que estaría destinada a la recreación.

Tras insistir, durante la gestión de Parisi, (delegada por De Marchi para ir al Congreso), se realizó una obra provisoria buscando disponer de la conexión cloacal para el barrio. El carácter provisorio está dado porque la cámara cloacal que realiza rebombeo hacia el caño madre sobre calle Quintana, permanece descubierto. Hecho que persiste a enero 2023.

Desde 2012 la solución comenzó a degradarse por algún motivo, tal vez el crecimiento demográfico del barrio que ya cuenta con tres generaciones, o conexiones clandestinas de zonas aledañas (que también evidencian el crecimiento demográfico en el distrito).

Lo cierto, es que las familias suman once años con la problemática ambiental del derrame cloacal, donde han mediado con diferentes actores locales, funcionarios y operarios logrando magras soluciones de tiempo parcial. La situación se intensificó desde 2019 cuando las familias del barrio Quintana de Perdriel percibieron una intensificación de los derrames cloacales.

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Cámara de rebombeo en el barrio Quintana, Perdriel.

«Éstas son nuestras casas, no queremos mudarnos, ni alquilar en otro lado, pedimos soluciones definitivas para vivir con dignidad», expresó Miriam, una de las vecinas más antiguas en el barrio. Su mensaje es el mismo entre el resto de las mujeres y varones presentes.

Éste lunes 16 de enero, los vecinos y vecinas dijeron basta, saben que el art 41 de la Constitución Nacional los contiene: «Todos los habitantes gozan del derecho a un ambiente sano, equilibrado, apto para el desarrollo humano y para que las actividades productivas satisfagan las necesidades presentes sin comprometer las de las generaciones futuras; y tienen el deber de preservarlo».

«En 10 días de derrame continuo, la atención desde el municipio fue solo telefónica para el envío de camiones atmosféricos», indicó otra de las vecinas presentes mientras el camión llegaba al lugar.

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Trasvase de efluentes con un camión atmosférico.

Como agua clara

El reclamo vecinal es como agua clara, que funcione la cámara y los 2 biodigestores, en primera medida y en segunda instancia, trasladar hacia el norte la obra. En tanto que también solicitaron que los operarios municipales cuenten con guantes, barbijos y botas adecuadas para la tarea.

«Somos seriamente afectados por el mal funcionamiento de la cámara y el derrame constante deja el predio contaminado. Tenemos vecinos con síntomas serios en el barrio, aunque los frentistas son los más damnificados», manifestó Miriam en representación de la comunidad vecinal a Diario Luján.

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Un perro bebe agua contaminada en Perdriel.

Desbordados

La cámara de rebombeo se ubica en un descampado al finalizar el barrio al que se accede por calle Quintana. La misma, está dentro de una parcela cerrada, pero los efluentes quedan destapados. Al costado hay dos biodigestores, también colmados y desbordados.

Desde la zona se aprecia el Puente de Hierro al oeste y el Centro Verde con el Multiespacio Cultural al este.

El derrame toma dirección hacia el norte a lo largo de 100 metros, favorecido por la pendiente hacia el Río Mendoza. El suelo absorbe lo que puede, el resto queda al aire durante días. Desde allí toman agua los perros, que luego circulan por el barrio.


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