Yamil y Santino son hermanos y adolescentes. Ambos son la quinta generación Dresdener en el circo. En tanto Melisa decidió ser parte del proyecto desde hace 20 años. Cómo es vivir viajando y llevando magia a cada pueblo, te lo contamos en De Pura Cepa.
El Circo Atlas llegó a Luján de Cuyo, luego de tres años sin que una carpa visite nuevamente éste rincón. El Atlas tiene más de 30 años llevando ilusión por el país y ahora se alista para correr la cortina éste verano 2023.
Yamil tiene 17 años recién cumplidos y espera terminar la secundaria en 2023. Nació en Mar del Plata, aunque eso en la vida de alguien de circo no es algo que diga mucho.
Como adolescente Yamil es uno de tantos, pero por su carisma y personalidad, destaca; sabe liderar la escena. En el trailer se maquilla y coloca el disfraz de payaso, como hizo su padre y su abuelo.
Su hermano Santino es dos años menor y también hace clown. Tiene un talento innato para hacer reír, le sale natural, tal vez por su inocencia o tal vez por su encanto, lo cierto es que su personaje «Tarugito» gana por tierno.
Melisa tiene 40 años y a los 20 decidió que su empleo estaba en el circo. Sus acrobacias están en el aire, donde encanta con sus movimientos y belleza. Aunque de cerca, sus ojos verdes enamoran.
Alejandra, en tanto, también viene de familia circense, siendo tercera generación. Hace unos años su número era con la magia, ahora lidia con las tareas administrativas, para que la magia ocurra.
De Pura Cepa, vida de circo
Carpas, luces, tráilers, camiones, cuerdas, arneses y escenario llaman la atención, pero como todo, el arte está adentro. La creatividad, la adrenalina y el talento son los elementos para que suceda la ilusión.
«Mi abuela va a cumplir 78 años, y nació en el circo», dijo Yamil, quien estima que su familia hace cien años que vive en la carpa.
Vivir en el circo es ser nómade pero también es llevar felicidad a cada pueblo del país. Durante la pandemia, Yamil y Santino tuvieron la oportunidad de replantearse su estilo de vida y conocer, durante el lapso de 10 meses, la vida sedentaria. La respuesta no se hizo esperar.
Actualmente, la familia Dresdner continúa en distintos circos repartidos por el mundo. «Somos todos familia de circo», dijo Yamil, quien se especializa en motos, cama elástica, malabares y payaso, además de tareas técnicas.
«De chiquito entré a la pista con 2 años en brazos de mi papá para el número de payasos y así aprendía a que se me fuera la vergüenza», dijo Yamil con seguridad y simpleza.
El cambio como contante
«Para nosotros es normal movernos y es normal estar fijos tras la pandemia. Hago amigos rápido conozco mucha gente», contó Yamil mientras se maquillaba.
La sociedad también tuvo que ampliar sus miras, para incluir a los hijos de las familias de circo. Actualmente Yamil y Santino pueden continuar sus estudios secundarios en distintos establecimientos estatales, una circunstancias con la que no contaron sus antecesores.
En cuanto al espectáculo circense, el circo es de los shows que más ha tenido que revisar su puesta en escena debido a los nuevos paradigmas de protección animal. Hace unos 20 años era habitual encontrar elefantes, focas o leones. Ahora solo hay artistas, acrobacias, trapecio, aro, payasos, magia.
La pandemia también trajo modificaciones. Actualmente los artistas solo se incorporan para la función, luego se vuelven a sus casas. Ese es el caso de Melisa, quien viaja a Córdoba luego de cada espectáculo.
Muy buena chicos …saludos a los papis Juan y Ale…!!Beto