Es para reparar las laderas de Potrerillos luego del incendio del 2019.
El 70% del territorio argentino está conformado por tierras secas, que suelen estar afectadas por un manejo ganadero, forestal o agrícola no sostenible; incluso se presentan procesos de deforestación y un uso inadecuado de los recursos hídricos. Éstos procesos afectan la biodiversidad y los servicios ecosistémicos, ya que los procesos erosivos disminuyen la cobertura vegetal, la productividad de la vegetación natural y alteran el ciclo hidrológico.
Si lo viésemos desde el otro lado, se destacan los servicios ecosistémicos, esos que aporta la naturaleza y que damos por hecho, pero que los sufrimos cuando faltan. Esos servicios son los alimentos, el agua limpia, la regulación de enfermedades, el balance del clima, la polinización de cultivos, la formación de suelos, la reducción de desastres, el esparcimiento o tan solo el admirar un bello paisaje.
Buscando la recuperación de las tierras secas, Argentina, mediante el Observatorio Nacional de Degradación de Tierras estableció 23 sitios piloto para evaluar la desertificación, y generar acciones puntuales de mejora en las zonas áridas, semiáridas y subhúmedas que se han visto degradadas por las variaciones climáticas y las actividades humanas, generando un espiral descendente que repercute en pérdidas económicas y de calidad de vida para la región.
Dos de los 23 sitios piloto están en Mendoza, uno sobre la Cuenca del Río Blanco en Luján de Cuyo y el otro en el departamento de Lavalle. Ambos con distintos procesos de desertificación. En el caso del sitio en Potrerillos, la degradación se observó a causa de los incendios como el ocurrido en 2019.
Un día del amigo que terminó en desastre
El incendio de julio del 2019 tuvo causas antrópicas. Un asado mal apagado realizado en contexto del día del amigo, combinado con un fuerte «viento zonda» como se denomina localmente al viento foehn, terminó en un desastre con importantes pérdidas económicas, laborales y ecosistémicas que todavía no se recuperan. Las llamas afectaron 15.000 hectáreas, 8.000 sobre la cuenca del Río Mendoza y el resto sobre la cuenca del Tunuyán. Sin embargo, por las características ambientales, el mayor daño fue en Las Vegas, Potrerillos, sobre la cuenca alta del Río Mendoza.
Te puede interesar: La comunidad de Potrerillos avanza hacia la resiliencia
En ese momento, la comunidad mendocina y local activaron procesos de donativos para atender la emergencia. También intervinieron organismos provinciales, el municipio de Luján de Cuyo, Bomberos Voluntarios y ONGs.
«Sumá Nativas»
Así surgió un equipo interdisciplinario del IADIZA y el IANIGLA del CONICET junto a Fundación CRICYT, con alta participación de mujeres que incluye a ecólogas, geógrafas, botánicas, hidrólogos, geólogos y expertos en restauración de ambientes degradados y viveros y junto a comunicadoras y estudiantes que se encuentran desarrollando el proyecto de revegetación llamado «Sumá Nativas», en la zona del Río Blanco, sobre uno de los sitios piloto del Observatorio.
Éste proyecto busca recuperar la zona afectada con tres estrategias: revegetar con plantas nativas generadas en vivero, preservar una zona para regeneración natural incluyendo el manejo de exóticas como la rosa mosqueta y finalmente construir un vivero en Las Vegas autogestionado por la comunidad.
El proyecto tomó fuerza y a fines del 2020, se sumó un socio clave, Cervecería y Maltería Quilmes, para articular entre los sectores público y privado, organismos científicos y organizaciones dedicadas a la conservación de la biodiversidad y el medio natural. El compromiso puntual de la empresa es duplicar la cantidad de plantas que la sociedad done y construir un vivero.
A través de la página www.sumasnativas.com, quienes lo deseen, podrán sumarse para ser parte de esta iniciativa y colaborar donando plantines para restaurar parte de las 8.000 hectáreas degradadas por los incendios ocurridos en 2019. Cervecería y Maltería Quilmes se compromete a duplicar el valor de cada plantín donado.
Ciencia y comunidad
La acción participativa que propone el proyecto «Sumá Nativas» está además, muy vinculada a la comunidad. «El proyecto se entiende como un diálogo entre el saber científico y el de la comunidad local, representando todas las voces, para conocer los usos tradicionales de la vegetación por ejemplo», expresó Clara Rubio, Doctora en Ordenamiento Territorial y Desarrollo Sostenible, además de miembro del CONICET.
Miriam, una de las vecinas de la zona desde el 2003 hace radio comunitaria y tuvo una participación activa en la organización de donativos luego del incendio. Hoy ve a «Sumá Nativas» como un proyecto que muchos vecinos tenían en mente. «Potrerillos está teniendo un importante desarrollo inmobiliario y evidenciamos el desmonte. Tenía ganas de un vivero. Muchos sentimos esa necesidad, con interés de conocer sobre plantas nativas, y aportar al lugar en que vivimos», concluyó la mujer.
Por su parte, Vanesa Vázquez, gerenta de Crecimiento Inclusivo y Sustentabilidad de Cervecería y Maltería Quilmes, señaló que “La seguridad hídrica es uno de los desafíos más importantes y complejos que enfrentamos como humanidad. Un desafío global que requiere soluciones locales y que no podemos resolver solos. Por ello, es necesario seguir trabajando estrechamente con los diferentes actores de las comunidades para poder garantizar la disponibilidad y calidad de agua para las próximas generaciones. En este camino, es fundamental que incorporemos el cuidado del monte nativo como acción vinculada al cuidado del agua”.
