Finalizó el Rally de las Bodegas en Luján de Cuyo

Ayer finalizó la edición 16° del Rally de las Bodegas. Luego de recorrer sitios como el Cerro Arco, Aguaribay y el dique Potrerillos, los vehículos llegaron al predio de la Bodega Nieto Senetiner en Luján de Cuyo durante la tarde.

El Rally de las Bodegas integra el campeonato Triple Corona, junto a las fechas del Rally de la Montaña (Córdoba) y las 1.000 Millas Sport (Bariloche).

Además, la Municipalidad de Luján de Cuyo, por segundo año consecutivo sumó la Copa Malbec al Rally de las Bodegas. La prueba, que se disputa en la modalidad de regularidad, forma parte del calendario nacional del ACA y mundial FIVA y ha sido declarada de interés turístico nacional y provincial.

Cyclekart

Los primeros en llegar a la bodega, fueron los pequeños cyclekart.

Gastón Bordelois, y su cyclekart

«Nosotros  hicimos una categoría con amigos, inspirados en autos reales. Eduardo Pulenta nos invitó para sumar un atractivo al Rally. Hicimos una carrera en los alrededores del Hyatt durante el día inaugural, y luego acompañamos al Rally», cuenta Gastón Bordelois para Diario Luján.

Son autos hechos por sus propios dueños con ruedas y motor de motos, salvo la carrocería y el chasis que se manda hacer. Cada uno tiene su propio diseño. Se trata de un entretenimiento para disfrutar los vehículos desde otra modalidad, ya que no compiten en el Rally.

Los autos vienen principalmente desde Buenos Aires en camiones hasta Mendoza, donde quedan disponibles para el inicio del Rally.

Pasión por los autos clásicos

David, uno de los participantes más jóvenes, ha participado en tres ocasiones del Rally de las Bodegas y piensa volver el año próximo. Su vehículo es un Jaguar de 1954, modelo XK 120, llamado así porque cuando se lanzó al mercado en 1949, fue el auto más veloz, alcanzando las 120 millas por hora, equivalente a 220 kilómetros por hora. El jóven asegura que a pesar de la velocidad que alcanza, es muy peligroso exigirle tanto al auto, porque carece de niveles de seguridad adecuados.

Beraja contó que la competencia es muy divertida y los lugares visitados son muy lindos en Mendoza. Como anécdota, destacó que durante la etapa final en el prime (o enlace) en Potrerillos, se encontraron con un triatlón de ciclistas, que sumó un desafío extra al recorrido.

El Rally de las Bodegas es una carrera de regularidad, no de velocidad, ganando el que menos errores comete en cada tramo y es más exacto en los tiempos.

Héctor, nacido en 1949, es fanático de las carreras y participante en casi el 80% de las carreras que se realizan en el país. Desde niño disfruta de los autos; hoy no sólo son su pasatiempo, son su pasión. Se declara hinca de River Plate y asegura que el día que las carreras no lo diviertan, no participará más, entendiendo que el Rally es un juego, más allá de la competencia per se.

Fliter tiene una vida dedicada a los autos y al automovilismo, era amigo de Hugo y Ricardo Gimeno, quienes son próceres del automovilismo, y además fue proveedor de neumáticos de la Fórmula Cuyana y el Turismo Cuyano.

Héctor explica que el Rally de las Bodegas es la primera carrera del año, y tal vez los encuentra un poco adormecidos para iniciar, luego de cuatro meses, debiendo revisar la mecánica los autos para alistarlos. Considera que es necesaria una pre-temporada, ya que la última carrera es la de las 1.000 Millas Sport de Bariloche, en el mes de octubre.

«El Rally de las Bodegas tiene el atractivo de las bodegas, en una provincia preciosa junto a la amabilidad de la gente. La organización puede tener un defecto, pero es lógico porque no es fácil gestionar 80 autos, y debe entenderse como un juego en el que hay que divertirse», descató Héctor Fliter para Diario Luján.