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El día 191 y la «cantidad educativa»

El secretario general del Sute, Sebastián Hernríquez, cuestiona el calendario educativo organizado por la DGE. «No tenemos garantizados los 180 días, pero adelantamos 2 semanas el inicio de clases, de sorpresa, sin discutirlo con nadie y sin contemplar las consecuencias», asegura.

por Sebastián Henríquez /SUTE
La Vene Vistalba

“Cantidad es calidad”, ¿Sabían que, como reconoció la propia jefa de gabinete de la DGE en una entrevista televisiva, no hay ninguna evidencia de que más días de clase impliquen más calidad educativa?Más aún, la evidencia muestra lo contrario, en varios casos. Lo que sí dicen esos estudios es que solucionar los problemas de recursos pedagógicos e infraestructura de calidad permiten mejoras (aunque no sea suficiente ni lo único). No obstante, el presupuesto educativo en Mendoza no supera el 20% del presupuesto provincial, muy lejos del 35% que debería representar según nuestra Ley Provincial de Educación 6.970. No hay nuevas metas educativas en este sentido, cuando es evidente que el 6% del PBI que fijó la Ley de Financiamiento Educativo ya no es suficiente. Discutir esto sería “política educativa”. En cambio, estamos discutiendo el calendario…

Mendoza ya tiene un promedio de horas de clase más alto que la mayoría de las jurisdicciones del país, porque tenemos 4.30 hs en Primaria (media hora más que el resto). En un cálculo que sólo tenga en cuenta computar esa media hora en 180 días efectivos de clase, tenemos 22 días de clases más que el resto del país. Impresionante, ¿no? ¿Y eso hace a la calidad educativa? Por ahora, sólo hace al desgaste.

Escuché y leí: “el problema es la calidad de los docentes”¿Qué esperan de un/a docente que tiene un pizarrón, una tiza partida por la mitad y un/a niño/a con cualquiera de los problemas sociales y económicos de nuestro tiempo? ¿Un emprendedor? ¿Le darías un balde y una palita de playa a un albañil para exigirle un rascacielos?

¿Calidad de los docentes o calidad de educación? Porque desde el Estado, no se nos pide a las/os docentes que enseñemos más, sino menos. Se nos proponen metas tan ambiciosas como lograr que los/as chicos/as salgan de la Secundaria sabiendo leer, escribir, operaciones matemáticas y “aprender a vivir en la incertidumbre” (Esteban Bullrich). Es al revés: estamos sobrecalificados/as. Las/os docentes sabemos demasiado para lo que nos dejan enseñar y tenemos muy poco a nuestro alcance para hacerlo.

Al contrario, tenemos un problema de cantidad excesiva… de tareas. Y esto conspira contra la calidad y contra la protección de derechos de las/os alumnas/os, porque consume nuestra salud, energía y atención.  Docentes, directivos, celadoras/es, etc., hacemos demasiadas cosas además de enseñar y aprender. Ahí tiene otro lugar para mejorar: diseñar una estrategia salarial y de nuevo personal que permita alivianar cargas administrativas y burocráticas, entre otras. Pero, lamentablemente, en esto, tampoco fueron en esa dirección, sino en la contraria: sumar cada vez más tareas y exigencias en contra del rol pedagógico, como las que se sumaron con el GEM.

“¡Hay que mejorar la formación de las/os docentes!” Claro. ¿Con formación en servicio? Por supuesto. ¿Cómo salió la aventura de la “beca estímulo?Tuvieron que extender el plazo para inscribirse, porque la convocatoria había fracasado. Rogaban a través de la vía jerárquica que las/os docentes se inscribieran. ¿Por qué no funcionó? Porque la convirtieron en una política salarial encubierta, de “premio”, que depende de la posibilidad del/la docente, a quien pretenden pedirle que sacrifique el poco tiempo de vida que le queda, después de correr de una escuela a otra para poder sobrevivir, a cambio de unos pesos más. Y porque excluyeron a miles, dejando niveles y modalidades enteras afuera. ¿Eso es política de formación?

No voy a hablar de lo que ya otras/os hablaron: vacaciones de las familias, momentos de encuentro familiares, tiempos de arreglos de las escuelas, calendario vendimial, calendario real de escuelas albergues y rurales, etc. Sería meterle demasiada realidad a este sueño de calendario del gobierno provincial que amenaza con convertirnos a todos/as en calabaza después de las 00.00 del día 190.

Señor gobernador: escuchar no es signo debilidad. Cambiar de opinión no es necesariamente retroceder. Tal vez, el resto que estamos afuera de esas oficinas, y estamos en las escuelas, tenemos cosas importantes que decir.

Sebastián Henríquez – Secretario General del SUTE


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