Los estimulos afectivos en la infancia para niños y niñas, llevan a reflexionar sobre el rol adulto, entendiendo que acompañar, cuidar y guiar es una tarea compartida que deja huella.

Junio no solo trae feriados y la celebración del Día del Padre (comercial), sino que suma fechas como el Día de las Infancias y el Día del Juego, por lo que el mes posiciona como una instancia para jugar, generar espacios de diversión y reflexionar sobre los estímulos afectivos en la vida.
Cada primero de junio, es celebrado el Día Internacional de la Infancia.
Además, la fecha recuerda que los niños no solo necesitan afecto y juego, sino también adultos presentes, comprometidos y responsables.
En síntesis, personas que abracen el desafío de criar, cuidar y educar con respeto, paciencia y coherencia, en avance hacia contextos de paz.
Fechas para celebrar
El 1 de junio es celebrado el Día Internacional de la Infancia, una fecha para recordar la importancia de proteger y velar por el bienestar de los niños y niñas a nivel mundial.
Esta conmemoración fue establecida por la Asamblea General de la ONU en 1956.
Su objetivo es fomentar la fraternidad y comprensión entre los niños y niñas de todo el mundo.
En Argentina, el Día de las Infancias es tradicionalmente celebrado el tercer domingo de agosto.
En ambos casos, siempre es una fecha que nos recuerda la importancia de garantizar los derechos de todos los niños y niñas, como el derecho a la salud, la educación y la protección.
Palabras con ternura
Entonces, ante una realidad donde un tercio de los niños en Argentina carece de estímulos sociales, desde OSPEDYC ofrecen respuestas para acompañar a los niños y niñas.
“La forma en que nos comunicamos con los más chicos no solo transmite información, también moldea su desarrollo emocional, social y cognitivo», explicó Ailín Catalá, especialista en comunicación en salud y jefa de comunicación institucional de OSPEDYC.
«Además, una comunicación clara, empática y respetuosa es esencial para construir vínculos sólidos y generar un entorno donde los niños se sientan valorados, escuchados y comprendidos”.
“Asimismo –prosiguió Catalá-, evitar los gritos, los insultos y las amenazas; y elegir un tono de voz calmado y positivo, fortalece la conexión emocional con ellos», agregó.
«Este enfoque les ofrece un modelo saludable para expresar sus emociones y resolver conflictos de manera respetuosa», sumó la especialista.
«Del mismo modo, escuchar con atención, validar lo que sienten y acompañar incluso cuando no estemos de acuerdo con su conducta, contribuye de forma decisiva a su bienestar emocional y a su autoestima”, concluyó.
Colocar límites sanos
Por ello, es necesario establecer límites claros y coherentes también es una parte importante del acompañamiento adulto.
Además, los niños valoran saber qué se espera de ellos, qué consecuencias tienen sus acciones y cómo manejar la frustración.
Cuando los límites son justos y apropiados a su edad, brindan una estructura que da seguridad y favorece el desarrollo de su autonomía.
Los adultos responsables cumplen, además, un rol esencial como modelo.
En la infancia, el aprendizaje es en gran medida por observación: los niños replican lo que ven en quienes los rodean.
Por eso, nuestras acciones hablan tanto como nuestras palabras.
Coherencia
El modo en que tratamos a los demás —y a nosotros mismos— deja huella: mostrar respeto, empatía, autocontrol y cuidado es también enseñar.
Asimismo, la coherencia entre lo que decimos y lo que hacemos es fundamental, ya que los niños detectan con facilidad las incongruencias y aprenden más de nuestras acciones que de nuestros discursos.
Cabe agregar que el acompañamiento no es solo emocional. También implica garantizar condiciones materiales y hábitos saludables.
Incluye ofrecer una alimentación nutritiva, cumplir con los controles de salud, promover la asistencia escolar, limitar el uso de pantallas y fomentar el juego libre.
Son decisiones cotidianas que inciden directamente en su desarrollo integral.
“Sin embargo –aclaró la especialista de Ospedyc-, no siempre el poder adulto es ejercido con conciencia. Cuando buscan imponer o controlar sin diálogo ni respeto, hay riesgo de desdibujar el rol de cuidado».
«Ser adulto no es tener la última palabra: es tener la responsabilidad de cuidar con empatía, ética y compromiso, y la familia -como sistema de vínculos- es el primer espacio para aprender estas habilidades”, dijo la especialista.
“Hoy, las nuevas generaciones enfrentan un presente complejo y dinámico, y para que puedan lograr un desarrollo pleno, necesitan adultos que no solo los miren, sino que realmente los vean: que los escuchen con atención, los comprendan y los orienten con paciencia y honestidad”, finalizó Catalá.
Jugar como oportunidad de vinculación
Por su parte, el 11 de junio es celebrado el Día del Juego y desde distintos organismos en Mendoza, fomentan la agenda del Mes del Juego, recorriendo distintos puntos de la provincia.
Además, busca construir un mensaje colectivo donde jugar no es solo cosa de chicos, sino un lenguaje que conecta, armoniza y transforma.
El Mes del Juego cuenta con el apoyo de instituciones como CECITYS, Mil Milenios de Paz y la Cámara Argentina de la Industria del Juguete.

El Mes del Juego, inició su agenda en Junín y Las Heras.
La siguiente fecha es en Ciudad de Mendoza, los días 27 y 28 de junio de 11 a 17h en calles Garibaldi y San Martín.
Por ello esto es una oportunidad para jugar, con juegos gigantes en un espacio público, el Mes del Juego, busca construir un mensaje colectivo, ya que jugar no es solo cosa de chicos, sino un lenguaje que conecta, armoniza y transforma.