El juicio «Próvolo II» fue un proceso en el que los acusadores no pudieron demostrar la participación delictiva de las 9 mujeres, incluyendo monjas, administrativas y empleadas, en el encubrimiento de abusos previamente condenados en el «Próvolo I».
A pesar de un juicio extenso llamado «Próvolo II», por el que se involucró a 79 testigos y una gran cantidad de pruebas, las juezas Gabriela Urciuolo, María Belén Salido y María Belén Renna determinaron que la acusación carecía de evidencia sólida.
El fallo subrayó que la acusación presentó pruebas de «muy baja calidad» y que la responsabilidad de probar recae en quienes acusan, según publicó Sitio Andino en un extenso informe.
La falta de pruebas sólidas, las contradicciones en los testimonios y la confusión general en la evidencia minaron la hipótesis de los acusadores. Además, se argumentó que los medios de comunicación también desempeñaron un papel al favorecer la sugestión de los testigos antes del juicio.
En resumen, el tribunal cuestionó las pruebas presentadas por los acusadores, calificándolas como deficientes, y concluyó que no había suficiente evidencia para sostener las acusaciones.
En el Juicio Próvolo II, destacó la necesidad de pruebas sólidas y confiables en cualquier proceso legal, especialmente cuando se trata de acusaciones tan graves. La vulnerabilidad de las víctimas fue reconocida, pero no se demostraron los hechos en cuestión.
El Próvolo II fue un juicio donde no pudieron probar los acusadores que 9 mujeres, entre monjas, administrativas y empleadas, acusadas de encubrir los abusos a menores sordos ocurridos en el establecimiento que funcionaba en Luján de Cuyo.
Próvolo I
En el jucio Próvolo I ya fueron condenados dos sacerdotes y un trabajador de la institución y otro en un juicio abreviado.
En este caso se investigaron los hechos que ocurrieron entre 2005 y 2016 en perjuicio de once niños sordomudos e hipoacúsicos, cuando las víctimas tenían entre 5 y 17 años. La mayoría de los chicos abusados provenían de hogares de escasos recursos, que eran dejados por su familias como pupilos.
Los curas y directivos del Provolo reclutaban a los chicos con el argumento de que era un instituto modelo donde se enseñaba el lenguaje oral y se dejaba de lado la lengua de señas.
La Corte Suprema dejó firme la condena del ex jardinero Armando Gómez.
La condena tuvo un impacto mundial: fue la primera vez que los sacerdotes de una orden religiosa con sedes en Verona (Italia), en La Plata y Mendoza, en Argentina fueron enjuiciados en 50 años de denuncias por violaciones, abuso sexual, maltratos y corrupción de menores.
It’s very interesting! If you need help, look here: hitman agency