La gastronomía tiene muchas aristas y considero quizás como la mas importante, la posibilidad de ayudar a quienes mas lo necesitan, y acá les cuento una pequeña historia gestada en Perdriel, Luján de Cuyo.
Allá por el 2000, Lilian Leguizamón junto a su hijo comenzaron a cocinarle a unos niños que pasaban siempre por su casa de calle Quintana en Lujan de Cuyo. Hoy, con una trayectoria de 20 años continúan ayudando a mas de 55 familias a través del Comedor Pancitas Llenas.
Cuando conocí esta historia no dude en ponerme en contacto con Lilian y comenzar a colaborar de alguna manera.
En la Navidad del año 2020 tuve mi primer experiencia con el comedor. Éste año quise repetirlo, y en esta oportunidad se sumaron, mi hermano Ariel, mis sobrinos Valentino y Julián. También tuve el gran apoyo de mi amigo Alan Huges, chef internacional quien no dudo en sumarse a la iniciativa y vivir juntos esta experiencia increíble.
¿Por que hablo de ´experiencia increíble´?
Quien haya tenido la posibilidad de participar en este tipo de acciones de ayuda comunitaria puede entender lo que se vive desde las entrañas al momento de pararse frente a una madre de familia que se presenta para llevarse, en su propio recipiente, la comida con la que pasarán la Noche Buena junto a los suyos.
Estas historias son las que me permiten entender la triste realidad de tantas personas y lo injusto que puede ser este mundo. Solo me lleva a ser mas agradecido con todo lo que esta vida me dio y me impulsa a participar continuamente de este tipo de acciones.
Aprovecho a invitar a todos a realizar acciones solidarias, de la forma que sea, ya que todo suma, y la ayuda necesaria es mucho mas de lo que imaginamos.