Luján de Cuyo celebró dos jornadas en agasajo a la Mujer Rural en su día. La primera se realizó el viernes 14 de octubre en Ugarteche y el segundo, el viernes 21 en las instalaciones del INTA Luján.
El evento fue declarado de interés por el Honorable Concejo Deliberante de Luján de Cuyo, considerando que esta fecha es una oportunidad para visibilizar las labores de la mujer agrícola, reconocer su desempeño cotidiano por conciliar la labor de la tierra y las tareas de crianza y cuidado de la familia.
La jornada se complementó con una muestra taller sobre la aplicación de la energía solar en la elaboración de alimentos a nivel familiar.
El objetivo se orientó a promover el uso de energías renovables y difundir el uso de este tipo de energía renovable en la alimentación.
El agasajo a la Mujer Rural en Luján de Cuyo contó con la colaboración de la Estación Experimental INTA Mendoza, Facultad de Ciencias Agrarias, UTN, INAHE CONICET, Asociación Gran Jardín y la Secretaría de Desarrollo Humano de la Municipalidad de Luján de Cuyo.
La inestimable contribución de las mujeres rurales al desarrollo
Las Naciones Unidas establecieron el 15 de octubre como el Día Internacional de la Mujer Rural para concientizar sobre su rol en la sociedad.
Las mujeres rurales-una cuarta parte de la población mundial- son agricultoras, asalariadas y empresarias. Labran la tierra y plantan las semillas que alimentan a poblaciones enteras en los países. Además, garantizan la seguridad alimentaria y ayudan a preparar a sus comunidades frente al cambio climático.
Disparidad de género
Sin embargo, como señala ONU Mujeres, las campesinas sufren de manera desproporcionada los múltiples aspectos de la pobreza y pese a ser tan productivas y buenas gestoras como sus homólogos masculinos, no disponen del mismo acceso a la tierra, créditos, materiales agrícolas, mercados o cadenas de productos cultivados de alto valor. Tampoco disfrutan de un acceso equitativo a servicios públicos, como la educación y la asistencia sanitaria, ni a infraestructuras, como el agua y saneamiento.
Las barreras estructurales y las normas sociales discriminatorias continúan limitando el poder de las mujeres rurales en la participación política dentro de sus comunidades y hogares. Su labor es invisible y no remunerada, a pesar de que las tareas aumentan y se endurecen debido a la migración de los hombres.
Mundialmente, con pocas excepciones, todos los indicadores de género y desarrollo muestran que las campesinas se encuentran en peores condiciones que los hombres del campo y que las mujeres urbanas.
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