Wangari Maathai, Nobel de la Paz en 2004, dijo que «No son las cosas grandes las que marcarán la diferencia, sino más bien los pequeños pasos que demos cada uno cada día».
La premisa de pensar global y actuar local se decide si cada uno de nosotros, cada lector, cada periodista toma su parte. Con sus pequeñas decisiones diarias -qué comprar, dónde, cómo ir a trabajar, cómo es su casa, a quién votar, dónde ahorrar, qué comer- se logra avanzar hacia entornos sustentables.
Seguramente haya escuchado (probablemente también lo haya pensado): «¿Para qué cambiar nuestros pequeños hábitos de consumo, si quienes realmente ostentan el poder siguen comportándose igual?». Nos minusvaloramos. Si nosotros exigimos otros productos, otras actitudes, Gobiernos y empresas deberán adoptar otros registros. Confianza y optimismo.
Otro Nobel de la Paz, Martin Luther King: «Si supiera que el mundo se ha de acabar mañana, yo hoy aún plantaría un árbol». No se piden grandes esfuerzos, ni siquiera renunciar a la comodidad. E. F. Schumacher, economista: «Debemos vivir con sencillez para que otros, sencillamente, puedan vivir».
Éste 05 de junio, las Naciones Unidas proponen pensar el gran problema ambiental desde la restauración de ecosistemas con el lema «Reimagina, recrea, restaura».
Restaurar los ecosistemas significa prevenir, detener y revertir este daño, pasar de explotar la naturaleza a curarla. Para ello, y precisamente en este día, arrancará el Decenio de las Naciones Unidas sobre la Restauración de Ecosistemas (2021-2030), una misión global para revivir miles de millones de hectáreas, desde bosques hasta tierras de cultivo, desde la cima de las montañas hasta las profundidades del mar. Solo con ecosistemas saludables podemos mejorar los medios de vida de las personas, contrarrestar el cambio climático y detener el colapso de la biodiversidad.
Te acercamos un listado de 10 acciones sencillas que pueden generar grandes cambios:
1. Las bombillas
Cambie las bombillas incandescentes por otras de bajo consumo. Son más caras, pero duran hasta diez veces más, y gastan entre cuatro y cinco veces menos. Éste era el primer consejo de la campaña de promoción de la película Una verdad incómoda, de Al Gore. Tenemos que disminuir el consumo de energía. Nuestro comportamiento es decisivo para frenar el cambio climático.
2. Demasiada basura
Las bolsas de basura de nuestras casas no paran de engordar. Otro síntoma más de la sociedad de consumo. Del cerca de kilo y medio de residuos que generamos cada uno al día en casa, casi medio kilo corresponde a envases y envoltorios. En Luján podés encontrar distintos puntos cerca de las plazas para separar tus residuos, además hay lugares que reciben las Botellas de Amor.
3. Circulación cruzada y abrigo
Antes de subir la temperatura o recurrir al aire acondicionado, probemos otras opciones que no requieran energía, como abrigarse más en invierno o generar corrientes cruzadas de aire en verano. Echemos mano también de toldos, persianas y ventiladores en época de calor. Y vigilemos a qué hora ventilamos las estancias. Si al final no son suficientes estas medidas, al menos habremos reducido las necesidades de calor o frío de la situación inicial. Recuerde, además, que las mejoras en el aislamiento de la vivienda permiten obtener ahorros energéticos y económicos de hasta un 30% en calefacción y aire acondicionado.
4. Desechos tecnológicos
Cuidado con la basura tecnológica; los aparatos electrónicos contienen sustancias peligrosas. Una batería de cadmio del celular puede contaminar 600.000 litros de agua. No tires estos residuos a la basura. Llévelos a un punto limpio o juntalos para la campaña de Recolección de Residuos Tecnológicos que realiza Luján. Pensar dos veces antes de cambiar de aparato. Para fabricar un ordenador se han necesitado 240 kilos de combustibles fósiles, 22 kilos de productos químicos y 1.500 litros de agua. Fabricar un teléfono supone generar hasta 75 kilos de residuos contaminantes, aunque luego nos vendan como un gran adelanto su pequeñísimo tamaño.
5. Grifos en buen estado
Ojo con el agua. Revisá todos los grifos de la casa. Que no goteen. Una forma de reducir el consumo es colocar difusores de caudal.
6. En las Ferias
Compremos muebles duraderos. Esto no quiere decir que tengan que ser nuevos, también podemos reciclar alguno o acudir a tiendas de segunda mano.
7. Gota a gota
Si tiene jardín, instale riego por goteo. Elabore su propio abono (compost) con los restos orgánicos. Y cuide mucho el uso de plaguicidas y fertilizantes químicos. Luján promueve jardines sustentables a partir de especies xerófilas adaptadas al ambiente mendocino.
8. Conducir menos
La regla más importante para hacer más habitable nuestro entorno urbano: conducir menos. Los vehículos consumen ahora un 20% menos que hace 20 años, pero aun así, el transporte es responsable de un tercio de las emisiones de CO2. Luján de Cuyo dispone de una extensa red de ciclovías, para propiciar el uso de la bicicleta y los paseos a pie, aunque todavía faltan más espacios donde aparcar las bicicletas en las zonas urbanas y de comercio.
9. Más zonas verdes
Las zonas verdes son pequeños pulmones para nuestra ciudad. Cumplen una importante función psicológica. Está probado que en barrios con zonas de esparcimiento verde, los niveles de conflictividad, estrés y depresión de sus vecinos disminuyen. Son una válvula de descongestión. En vez del uso de césped pidamos plantas autóctonas, que requieren menos riego y más imaginación.
10. Menos ruidosos
Un poco de silencio, por favor. Cuidar el medio ambiente no es sólo por la salud del planeta, sino también por la nuestra, por el equilibrio de todos los seres que habitamos la Tierra. Por eso debemos evitar que nuestro comportamiento en la ciudad sea muy ruidoso. La contaminación acústica o sonora deteriora la calidad de vida de una ciudad y tiene además efectos directos sobre la salud; los más claros: nerviosismo, irritabilidad y estrés.