Natalia, la donante de un riñón a su esposo, cumple un mes de su nueva vida

¿Será donar un órgano, una forma del hilo rojo?

Hace exactamente un mes, Natalia Tobio y Eduardo Salice tenían el alta luego del trasplante de riñón que ella le donó. Y para más coincidencias, hoy 30 de mayo, Día Nacional del Trasplante de Órganos, Natalia cumple años. Conocé qué hizo especial su historia y la carta de una lujanina que ayuda a tomar conciencia sobre la donación de órganos.

Una leyenda oriental afirma que aquellas personas unidas por el hilo rojo están destinadas a convertirse en almas gemelas, viviendo una historia importante, sin importar el tiempo, el lugar o las circunstancias que se encuentren en la vida. El hilo rojo puede enredarse, estirarse, tensarse o desgastarse, aunque nunca romperse.

En 2018 un desafortunado incidente enredó a varias personas de alcance internacional, pues el mismo día en que apareció un riñón para Eduardo en la ciudad de Mar del Plata, se desarrollaba la cumbre del G20 y los vuelos no salieron a tiempo. El riñón se perdió, y las cosas se tensaron. Natalia, esposa de Eduardo hizo posteo en Facebook para dar a conocer la situación.

«Sr. Presidente, hoy debo agradecerle tanto a Usted como a los presidentes que nos visitaron y decirles que, gracias al G20, mi marido no pudo ser trasplantado porque los vuelos no salieron a tiempo y se perdieron los órganos», posteó el 1 de diciembre de 2018 Natalia Tobio en el perfil de Facebook del entonces presidente Mauricio Macri.

Eduardo Salice (45) esperaba desde hace varios años un trasplante de riñón y por ese posteo, la historia adquirió notoriedad. Eduardo siguió en lista de espera. Sin embargo, la familia viviría el fallecimiento de los padres de Natalia el 04 de septiembre de 2019, por intoxicación con monóxido de carbono en su casa de Alvear.

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En noviembre de 2019, Natalia tomó la decisión de ser ella la donante del riñón para su esposo. Estudios y tratamientos médicos para dar compatibilidades, papeles y burocracia en medio de la complejidad sanitaria de la pandemia del 2020 en Argentina, no la hicieron claudicar en su determinación.

Sin perder el hilo, Natalia y Eduardo entraron finalmente al quirófano del hospital Español de Mendoza en abril. Hoy todo marcha bien. Ya llevan un mes de su nueva vida y Marcela Tobio, vecina de Luján y hermana de Natalia, la homenajeó en éste día con una carta que pretende concientizar sobre el acto de ser donante de órganos.

«Mi nombre es Marcela y he vivido honesta y felizmente toda mi vida. Esforzándome en encontrar la forma de ayudar a los demás, convencida que replicando un granito de arena hacemos una montaña. Pero hoy esta historia que les voy a contar supera ampliamente todas mis expectativas, crecimos en una casa de trabajadores de gente buena.

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Mi mamá, una maestra que empezó su carrera en el campo como una maestra rural y un papá que venía de una familia de ganaderos y se transformó en un transportista. Ellos anteponían ante todo el amor y la familia y eso finalmente formo en nosotros, mi hermana María Natalia, mi hermano Marcos y yo personas simplemente buenas.

El día 22 de abril después de un largo camino mi hermana le donó un riñón a mi cuñado. Eso me llena profundamente de orgullo y por eso no quiero dejar pasar por alto esta historia, que es una historia de vida, una historia de amor. No sólo el amor de pareja sino el amor por sus hijos y el amor por la familia. Lamentablemente mis padres que fallecieron en un accidente hace un poco más de un año no están para compartir este momento. O poder ver su obra. Pero quiero dejar en claro que han sido ellos los que nos formaron de ésta manera los que le dieron el coraje y la fortaleza a Naty para poder hacer este gran acto de amor.

Eduardo mi cuñado que evidentemente se merece este acto de amor. Venía luchando hace mucho tiempo, en el 2005 con un trasplante que dejó de funcionar en el 2012 y nuevamente a diálisis. Agobiante, pero que él soporto con mucha valentía. Y no solo eso sino que sufrió muchas inclemencias como por ejemplo que en la Cumbre del G20 apareció un donante para Eduardo que lamentablemente no llego a tiempo porque la Presidencia de la Nación y la Cumbre de los países no permitieron que un vuelo saliera de Mar del Plata para traer ese órgano a tiempo a Mendoza.

Después de eso y sabiendo que su cuerpo se deterioraba empezó esta carrera por la vida que hoy se hace realidad. Y en este tiempo donde las noticias malas son abundantes, esta historia no se puede dejar pasar por alto.

Seguramente Natalia no es la única, sabemos que hay muchas Natalias en el mundo a las que abrazamos sinceramente. Por ellas y por todos los seres desprendidos y con conciencia y amor, tenemos la obligación de crear conciencia para duplicar o triplicar la donación de órganos para qué muchos puedan vivir. Para poder dar vida en vida».