El miércoles 29 al mediodía ingresó una denuncia a partir del hallazgo de Marcos Herrero, el rastreador contratado por la familia encontró huesos en una vivienda en Potrerillos. Rápidamente se hicieron presente en el lugar los uniformados y personal de bomberos para verificar.

Desde abril aproximadamente, la familia de Viviana Luna viene realizando gestiones para que el rastreador Marcos Herrero trajera a sus perros y ayude a dar con la mujer desaparecida en diciembre de 2016 en Potrerillos.
Luego de una rifa para costear los gastos del rastreador, el hombre llegó a la zona y sus perros comenzaron a olfatear, ya su técnica de entrenamiento es diferente, asegurando la inefabilidad del rastreo, expresaron los familiares a Diario Luján. De allí la fuerte insistencia en usar éste método de búsqueda, ya que todo había sido infructífero hasta el momento. Ayer se abrió un nuevo camino y ahora los peritos forenses, deberán analizar los nuevos hallazgos.
Personal policial, antropología forense y personal de policía científica analizaron los restos e hicieron una inspección en la vivienda abandonada hace más de 20 años, ubicada en Las Chacritas, antes de llegar a la bifurcación de El Salto y Las Vegas, y cerca del Hotel Los Pinos. Además participaron bomberos para revisar restos de carbón. Por su parte, Marcos Herrero, todavía no se encuentra dentro del expediente de la causa.
De modo preliminar, indicaron que los restos hallados son de un cráneo humano, que están siendo analizados en el Laboratorio de Antropología Forense y posteriormente se van a remitir al laboratorio de genética para tratar de determinar la identidad. Matías, uno de los hijos de Viviana, se encuentra acompañando al personal interviniente.
Entre los hallazgos, había un monedero con notas escritas en computadora que presentan un estado de deterioro. Sin embargo, lo poco que puede leerse informa sobre fiscales además de datos de una red de trata y prostitución a nivel nacional. Incluso se nombra a María Cash y Sofía Herrera, dos casos de desaparecidas que conmocionaron al país.
La causa está siendo instruida por el fiscal de la Unidad Fiscal de Homicidios, Gustavo Pirrello.
Los dos casos nombrados
María Cash tenía 29 y había decidido viajar a Jujuy para vender la ropa que ella misma diseñaba. Su último contacto con su familia fue el 8 de julio de 2011.
La joven se había subido a un ómnibus en la terminal de Retiro, con destino a San Salvador de Jujuy, y fue vista por última vez en Salta. El 8 de julio de 2011 Cash fue captada por las cámaras de seguridad en la zona conocida como rotonda de Güemes.

Su papá, Federico Cash murió en un accidente de tránsito en una ruta en La Pampa, a los 70 años en 2014 convencido de que María, su hija, estaba perdida.
Sofía Herrera desapareció el 28 de setiembre de 2008 cuando salió con sus padres y amigos a pasar un domingo de esparcimiento en el camping John Goodall, ubicado 59 kilómetros al sur de Río Grande, Tierra del Fuego. María Elena, su marido Fabián Herrera y Sofía se detuvieron en un supermercado a comprar comida y luego en una estación de servicio donde se encontraron con Noemí Elizabeth “Paloma” Ramírez y Silvio Giménez, quienes a su vez estaban con sus hijos de 2 y 9 años. También iba el hermano de Paloma, Néstor de 6 años.

El grupo llegó al camping -situado en el kilómetro 2893 de la Ruta Nacional 3- en dos autos que estacionaron cerca del camino. El lugar, un paraje casi desértico, es un rectángulo de 15 hectáreas cercado con un alambre de un metro de altura y seis hilos, el primero de púas. Alrededor de las 11 de ese día los padres comenzaron a llamar a Sofía que se había alejado un poco pero la nena no respondía. Nunca más la vieron.





