La iniciativa que unió a tres escuelas secundarias de la ciudad santafesina de Firmat, concluyó con una jornada en la plaza junto a los vecinos y vecinas para poner el alto las acciones de paz.
Los alumnos de las tres escuelas medias de Firmat, a 110 kilómetros de Rosario, reflexionaron sobre la Segunda Guerra Mundial y el ataque con bombas atómicas a las dos ciudades japonesas en agosto de 1945. Luego llenaron la plaza con los símbolos hechos con origami, dialogaron con la comunidad y se plantó un Ginko Biloba, conocido como el árbol de esperanza.
El proyecto “Puentes por la Paz” que diseñaron la tallerista y especialista en origami Jimena Candia y la docente Claudia Degani busca fomentar la tolerancia, reducir la discriminación y la violencia y lograr acercamiento entre los alumnos de las escuelas de la localidad.
Se tomó la fecha de año en base al hecho histórico de las dos bombas atómicas que aviones de los Estados Unidos arrojaron sobre las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki, en agosto de 1945.
1.400 alumnos de las tres escuelas secundarias de la ciudad de Firmat se unieron y reflexionaron sobre la paz y mostraron a todos los ciudadanos que pueden lograr resultados en conjunto.
“La idea surgió en mi taller de origami cuando le conté a Claudia, que es mi alumna, la importancia que tiene la grulla plegada como símbolo de la paz, y la historia de Sadako Sasaki, una nena que fue afectada por los efectos de la bomba y sufrió leucemia por efectos de la radiación y dedicó sus últimos días de vida a hacer grullas”, cuenta Candia y recuerda que se les ocurrió proponerles la actividad a los alumnos de todos los años de las escuelas del pueblo: la Técnica N° 281, la Secundaria N° 421 y el Instituto Superior Virgen de La Merced N°9088, pero no con fines solamente artísticos, sino para invitarlos a reflexionar sobre la paz.
La ocasión fue oportuna para hablar sobre los temas locales que afectan a los jóvenes, como la discriminación y la necesitad de tolerancia y respeto.
Todos los docentes aportaron contenidos: en Biología , las consecuencias de la explosión, en Química y Física como actúa la bomba, en Ética la necesidad de buscar la paz. También hubo jornadas de plegado masivo en las que además de conversar los estudiantes realizaron los pájaros de origami. Una alumna de Candia que atesoraba 2.000 grullas que había realizado para cumplir un deseo personal, prefirió donarlas a los chicos y sumarse a la iniciativa por la paz.
Cada escuela debatió dentro de las aulas y luego en sesiones virtuales compartió sus conclusiones con los estudiantes de las otras dos.
Finalmente, la semana pasada, los delegados de cada colegio dedicaron una mañana a colgar las grullas en la Plaza Rivadavia, en el centro de la ciudad y dialogaron con los vecinos para promover la tolerancia.
El proyecto también fue relatado en el programa radial «Japón Hoy» que se ocupa de la cultura japonesa en la Argentina. Los alumnos manifestaron continuar con proyectos realizados en conjunto y orientados a la convivencia y el respeto. Las grullas se mantuvieron en la plaza.
El final del proyecto fue el sábado 6 de agosto cuando se realizó una jornada por la paz a la que se sumaron las autoridades locales y toda la comunidad: terminó con la plantación de un Ginko Biloba, que no fue cualquier árbol, sino la especie que sobrevivió a la bomba atómica.
El Ginko Biloba, el árbol de la esperanza
El ginkgo Biloba -una especie hallada en fósiles que datan de hace 270 millones de años y hasta se cree que alimentó a los dinosaurios- resiste gracias a sus profundas raíces subterráneas, capaces de soportar hasta la aniquilación nuclear.
Un año después del estallido de la bomba de Hiroshima, en la primavera de 1946, a un kilómetro de distancia del epicentro de la explosión, un viejo Ginkgo destruido y seco empezó a brotar, mientras que un templo construido frente al mismo fue destruido por completo.
Para Hiroshima se transformó en símbolo del renacimiento y objeto de veneración, por lo que se le llama «portador de esperanza».