Por Nico Salcedo
Y un día los barrios se llenaron de clubes, los clubes se llenaron de niños, los niños se llenaron de educación y valor.
De chico nunca fui de involucrarme en política, nunca la entendí, creo que nunca me gustó la palabra y tampoco me surgió el deseo de interiorizarme, prefería otras cosas como cualquier pibe de barrio, además el escuchar a mis viejos toda la vida decir que son todos chorros, no alentaba mucho a curiosear o querer aprender, aunque por lo regular tengan y tenían razón.
Hace dos días me topé con un video en YouTube del General Juan Domingo Perón, en el que explica medidas que se tomaron durante sus gobiernos para promover la educación, la cultura nacional y el deporte, me puse atentamente a escucharlo, ya que considero de vital importancia para que un país prospere y hoy desde mi lugar de ciudadano, veo que cada vez se pierden y marginan mas.
El entonces presidente comienza comentado en el video que en su primer mandato se encontraron con cuatro millones de personas en edad de estudiar, de las cuales solamente trecientos mil hacían estudios secundarios (pagos por ese entonces), de manera que de la escuela primaria que era obligatoria a la enseñanza secundaria había un descarte de tres millones setecientos mil jóvenes que quedaban.
De esos trecientos mil había otro filtro, por distintos motivos solo cien mil lograban terminar sus carreras.
¿Qué pasaba entonces con estos mas de tres millones que no podían acceder a la educación desde el secundario? Estos iban a los “potreros”, que eran las escuelas de delincuencia por entonces mas conocidas, donde como en los tiempos de ahora, algunas plazas, campitos, villas y barrios marginados cuesta ver luces de esperanza.
Identificado este problema, el gobierno actual de aquel entonces implementó llamada “reforma cultural”, se crearon en toda la provincia de Buenos Aires noventa clubes de barrio, donde tenían en lo posible canchas de fútbol, básquet, boxeo, gimnasia, etc. Donde cualquier joven podía acceder a practicar lo que deseara, tener una sana distracción, crecer en valores, ser contenido y otras tantas cosas buenas que nos brindan los clubes. Estos clubes los hacía íntegramente el estado, y los entregaba a los vecinos que los administraban y llevaban adelante.
Por otra parte se implementaron las escuelas profesionales,
donde el chico iba, recibía un salario y a la vez estudiaba, lo que lo sacaba completamente de un destino
asegurado de ignorancia y pobreza.
Después de recibirse de operarios iban a la fábrica y estaban tres años,
donde luego tenían derecho de ingresar a la universidad obrera, de donde salían
ingenieros de fábrica en cada una de las especialidades de la industria, para poder
desarrollarse como persona, profesional y aportar
al país que lo ayudó a formarse en todos esos conocimientos y valores.
En fín, con todas estas medidas, el general se jacta de un
gran logro, bautizado por el como “la conquista mas grande de su mandato”.
La universidad se llenó de hijos de obreros, donde antes estaba solamente
admitido el rico, porque solo ellos podían pagar grandes aranceles, los cuales
se suprimieron, ahora tanto el pobre como el rico podía ir.
Según Perón, era un crimen que estuviéramos seleccionando materia gris en círculos de cien mil jóvenes, cuando lo podíamos seleccionar en cuatro millones.
Los barrios se llenaron de clubes, los clubes se llenaron de niños, los niños se llenaron de educación y valor.
Cuando tantas veces me dijeron en el colegio que hay que aprender historia para no volver a cometer los errores del pasado, yo ahora les digo a esos profesores gracias, pero también aprendamos para volver a hacer bien las tácticas que funcionaron.
No creo que la política que se deba implementar en el país en estos tiempos sea la que yo observo y llamo burdamente de caretaje, de adornar, maquillar, limpiar y mantener un status de calidad de vida en donde se sientan las clases mas pudientes, para sacar a pasear el perro o salir a caminar y decir que lindo lo que están haciendo acá, lo que están haciendo allá, ¿pero a qué precio?
Creo que es y siempre ha sido el marginar cada vez mas el barrio que no tiene luz, que no tiene cloacas, que no tiene asfalto, al pobre que sale todos los días a ganarse un mango, a la madre soltera que tiene que caminar cuadras y cuadras de tierra, cuando llueve con barro, para llevar a los pibes a la escuela, para llevar al hospital al nene que se le enfermó, porque los recorridos del colectivo ni cerca le pasan, porque hace años que están así y nadie nunca los ayudó.
Desde mi humilde opinión y escribiendo con todo el corazón, creo que hay que mirar lo que se hizo bien para atrás, mas escuelas en los barrios, mas clubes en los barrios, mas salitas en los barrios, menos pibes en la calle, mas igualdad, menos marginalidad, menos inseguridad, mas oportunidad.
¡No durmamos!
¡Aunque nos fuercen!
No digamos nunca
Que todo tiempo pasado fue mejor ¡mañana es mejor!