A dos años del mayor incendio de interfase de Mendoza, ocurrido en la noche del 20 de julio de 2019, empiezan a crecer nuevos brotes en Potrerillos.
Sin lugar a dudas, la pandemia por covid 19, como todo proceso de cambio nos ha transformado acercándonos mucho más que antes, a lo sostenible y a conductas amigables con la naturaleza. El ploggin de ser un deporte desconocido, ahora es una demanda social. Rellenar botellas o reciclar productos electrónicos ya son parte de las nuevas prácticas junto con compostar y comprar sin bolsas o elegir productos naturales. Sin embargo, en Mendoza, todavía el camino es más profundo, pues no basta con la gestión ambiental, sino que deberá fortalecerse aún más lo andado incorporando la gestión integral de riesgos a desastres.
Al famoso 5 de junio, deberíamos agregar a la agenda ambiental otras fechas de poca fama mediática aún, como el 17 de junio, Día Mundial de la Lucha contra la Desertificación y la Sequía y el 07 de julio como Día Internacional para la Conservación del Suelo, que necesitan más fuerza en Mendoza, una provincia caracterizada por un clima cálido y seco con ambientes áridos y desérticos donde la vida se concentra en los oasis. Otra fecha poco famosa, es el 13 de octubre, el Día Internacional para la Reducción de los Desastres.
Éste año, la lucha a nivel mundial contra la desertificación y la sequía se centra en la transformación de las tierras degradadas en tierras sanas. Un proceso que requiere la restauración y a la vez, contribuir a la resiliencia, a la creación de empleo, al aumento de los ingresos y a una mayor seguridad alimentaria, agregando la recuperación de la biodiversidad. Y por si eso no bastara, la recuperación de tierras degradadas, también permite capturar el carbono atmosférico que aumenta el efecto invernadero al elevar la temperatura del planeta, disminuyendo así el efecto del cambio climático; y favorece una recuperación verde de la pandemia por COVID-19, ya que la restauración de los paisajes naturales es una medida que reduce el contacto directo entre la vida silvestre y los asentamientos humanos, creando una barrera natural contra las zoonosis.
Desertificación y sequía
La desertificación es la degradación de los socio- ecosistemas en zonas áridas, semiáridas y subhúmedas ocasionada por distintos factores, como las variaciones climáticas y las actividades humanas. Tiene su origen en factores físicos, biológicos, políticos, sociales, culturales y económicos y tristemente es el camino hacia condiciones de pobreza, carencia de salud, desnutrición, falta de seguridad alimentaria y finalmente la migración a otras zonas, generalmente urbanas.
Mientras que la sequía es el fenómeno que se produce naturalmente cuando las lluvias son considerablemente inferiores a los niveles promedio registrados, causando un agudo desequilibrio hídrico que perjudica la productividad de los ecosistemas y de la agricultura.
En el camino, buscando la recuperación de las tierras secas, Argentina, mediante el Observatorio Nacional de Degradación de Tierras estableció 23 sitios piloto para evaluar la desertificación y degradación, generando acciones puntuales de mejora en las zonas que se han visto degradadas por las variaciones climáticas y las actividades humanas, que han caído en un espiral descendiente con pérdidas económicas y baja de la calidad de vida para la región.
Los desastres no son naturales
El 20 de julio de 2021 se cumplieron 2 años del mayor incendio de interfase ocurrido en Mendoza, que cubrió 15.000 hectáreas entre Potrerillos y Tupungato. Un incendio de causas humanas, junto a un viento zonda o foehn extremo, que alcanzó ráfagas de 120km/h, y generó pérdidas sociales, económicas y ambientales en la cuenca norte del Río Mendoza en Luján de Cuyo principalmente, por la presencia de la comunidad de montaña.
Los incendios de interfase, como el ocurrido el 20 de julio de 2019 en Las Vegas, Potrerillos, son los que se desarrollan en áreas contiguas entre lo urbano y lo rural o donde se entremezcla la vegetación con estructuras edilicias tales como viviendas u otras ocupaciones humanas. Se dañaron 54 viviendas por el incendio y 50 por el viento zonda, transformándose en un desastre por combinación de múltiples amenazas.
La vulnerabilidad en la zona, considerando la bibliografía específica, puede explicar un modelo de presión del desastre a partir de causas de fondo, ya que no se estaban realizando inversiones de infraestructura en la zona desde hace más de una década. Además, hubo presiones dinámicas como falta de instituciones locales, falta de educación ambiental, una urbanización acelerada con casos de falta de titularidad y procesos de degradación vegetal. Todo ello, en un contexto inseguro, con una frágil economía local y escaso nivel de preparación que generaron el escenario propicio para el desastre.
Como lecciones aprendidas y nuevos brotes de recuperación, se ha avanzado con la creación del Área Protegida Potrerillos, la articulación entre la comunidad e instituciones para una rápida acción directa, el establecimiento del cuartel de Bomberos Voluntarios de Luján de Cuyo en Las Vegas y el programa Sumá Nativas con la participación del CONICET, Fundación Cricyt, vecinos de la zona y actores público- privado.
Desde el municipio lujanino también se han incorporado mejoras en el control de comercios, la presencia de inspectores en la zona, se ha colaborado con los vecinos para la organización y comunicación preventiva ante la emergencia.
Sumá amigas, sé nativas
Dos de los 23 sitios piloto están en Mendoza, uno sobre la Cuenca del Río Blanco en Luján de Cuyo y el otro en el departamento de Lavalle. Ambos con distintos procesos de desertificación. En el caso del sitio en Potrerillos, la degradación se observó, entre otras causas, a partir de los incendios como el ocurrido en 2019.
Desde fines del 2020, comenzó a operativizar un proyecto en la cuenca alta del Río Mendoza sobre la zona afectada por el incendio en Las Vegas, Potrerillos, llamado «Sumá Nativas». Se trata de una iniciativa colaborativa entre los sectores público y privado, organismos científicos y organizaciones dedicadas a la conservación de la biodiversidad y el medio natural, que tiene como objetivo restaurar las zonas dañadas por el fuego a partir de su revegetación con plantas nativas y contribuir al desarrollo de la economía local mediante la creación de un vivero en conjunto con la comunidad para la producción y comercialización de especies autóctonas.
Clara Pissolito y Emilia Fernández, son las científicas que coordinan el proyecto, junto a un equipo interdisciplinario de 17 personas más; y están enfocadas en recuperar la zona afectada con tres estrategias: revegetar con plantas nativas generadas en vivero, preservar una zona para regeneración natural incluyendo el manejo de exóticas como la rosa mosqueta y finalmente construir un vivero en Las Vegas autogestionado por la comunidad.
A través de la página www.sumasnativas.com, quienes lo deseen, podrán sumarse para ser parte de esta iniciativa y colaborar donando plantines para restaurar parte de las 8.000 hectáreas degradadas por los incendios ocurridos en 2019 en la zona de Potrerillos.
El proyecto además, trabaja en una fuerte vinculación con la comunidad local y los medios de comunicación locales como la Radio Comunitaria La Leñera.
Miriam, una de las vecinas de la zona desde el 2003 hace radio comunitaria y tuvo una participación activa en la organización de donativos luego del incendio. Hoy ve a «Sumá Nativas» como un proyecto que muchos vecinos tenían en mente. «Potrerillos está teniendo un importante desarrollo inmobiliario y evidenciamos el desmonte. Tenía ganas de un vivero. Muchos sentimos esa necesidad, con interés de conocer sobre plantas nativas, y aportar al lugar en que vivimos», concluyó la mujer.
