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Pity Álvarez fue enviado al pabellón psiquiátrico de Ezeiza

El cantante se negó ayer a declarar frente al juez Yadarola luego de reconocerse ante la prensa como el autor del asesinato de Cristian Díaz; antes de entregarse había buscado refugio en la villa 1-11-14

Las horas de que el Pity Álvarez pasó como prófugo de la Justicia no fueron muchas. Después de asesinar a balazos a Cristian Díaz el 13 de julio en Villa Lugano, Gabriel Álvarez Congiu, como se lee en su DNI, pasó por un recital de Ulises Bueno y luego se entregó a la Policía. En eso, reconoció ante un periodista: “Lo maté porque era entre él y yo. Era él o yo. Él era un pibe que choreaba. Lo maté porque si no él me iba a matar“.

Si bien reconoció su autoría ante las cámaras cuando llegó junto a su abogado Sebastián Queijeiro a la Comisaría Vecinal 8-C de la Policía de la Ciudad, más tarde el cantante de Viejas Locas se negó a declarar ante el juez porteño Martín Yadarola.

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Gabriel Álvarez Congiu, más conocido como "el Pity", voz de Viejas Locas (Web)

Gabriel Álvarez Congiu, más conocido como “el Pity”, voz de Viejas Locas (Web)

Este magistrado fue quien dispuso que el Pity fuera trasladado y alojado en la cárcel de Ezeiza bajo el Programa Interministerial de Salud Mental Argentino (Prisma) para detenidos que sufren de trastornos mentales o de consumo de sustancias psicoactivas. Así se encuentran detenidos también Giselle Rímolo, Susana Freydoz (viuda del exgobernador Carlos Soria) y por allí también pasó el ex Calljeros, Pato Fontanet.

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El juez Yadarola ordenó que el músico sea alojado en la cárcel de Ezeiza bajo el Programa Interministerial de Salud Mental Argentino (Prisma), que aloja a los presos con trastornos mentales o del comportamiento producto del consumo de sustancias psicoactivas. En los próximos días, según explicaron las fuentes consultadas, el juez Yadarola decidirá si ordena una serie de estudios psicofísicos para tener más información sobre la salud física y mental de la voz de Viejas Locas.

Técnicamente, Pity Álvarez estuvo prófugo casi 20 horas. Tiempo donde deambuló por la zona oeste del conurbano bonaerense, la villa 1-11-14 y el barrio Rivadavia, en el Bajo Flores.

Así lo informaron a LA NACION fuentes de la investigación. «Estuvo intentando esconderse en las casas de sus amigos, pero la presión y el hostigamiento de las brigadas de investigaciones de la Policía de la Ciudad y de la policía bonaerense provocaron que los amigos no lo ayudaran a estar prófugo, y no tuvo más opción que entregarse», agregaron los voceros consultados.

Díaz, de 35 años, fue asesinado de tres balazos en la cara y uno en el pecho, según informó el secretario de Seguridad porteño, Marcelo D’Alessandro.

El juez Yadarola espera recibir en las próximas horas el peritaje balístico para confirmar o descartar que el arma, una pistola calibre 6.35, secuestrada en una alcantarilla a 300 metros de la escena del crimen, haya sido la utilizada en el homicidio.

Después del crimen, Álvarez, de 45 años, se fue con su novia, una joven llamada Agustina, al boliche Pinar de Rocha, en Ramos Mejía, donde presentaba un show Ulises Bueno. En Pinar de Rocha se encontraron con el padrastro de Agustina. Casi de inmediato, Pity se separó de los dos y se quedó con unos amigos.

En ese momento, Agustina se quebró y le contó a su padrastro que su novio había cometido un homicidio.

«Después de salir del boliche, Álvarez deambuló por las cercanías de Pinar de Rocha hasta que entre las 10 y las 11 se presentó en la casa de su novia, en William Morris, en Hurlingham», explicó una fuente de la investigación.

Puertas cerradas

El padrastro de Agustina intentó convencerlo para que se entregara a la Justicia.

«Álvarez se subió al auto del padrastro de su novia. En ese momento todos pensaron que se iba a entregar, pero cuando circulaban a la altura de Caseros, Pity dijo que se quería bajar y que no se iba a entregar», recordó la fuente consultada.

Se bajó del auto y comenzó a correr sin rumbo. Estuvo un par de horas en distintas zonas del conurbano hasta que decidió volver a las cercanías del barrio Cardenal Samoré, según fuentes con acceso al expediente.

En horas de la noche le envió mensajes de WhatApps a su abogado, Sebastián Queijeiro, según sostuvo a LA NACION el letrado.

«Te tengo que ver», le dijo Álvarez a su abogado en los mensajes. «Finalmente nos encontramos en una estación de servicio de Caseros y después lo llevé a entregarse a la comisaría», explicó Queijeiro. El letrado no lo acompañó a la audiencia ante el juez Yadarola y, como se dijo, fue representado por un defensor oficial.

En la comisaría, el músico se descompuso y tuvo que ser asistido por el Servicio Médico de Emergencia Médica (SAME) que lo estabilizó para que pudiera ser trasladado al Palacio de Tribunales, en Talcahuano 550. Después, en horas de la tarde se negó a declarar y fue derivado al complejo penitenciario de Ezeiza.

Fuente: La Nación


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