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Sombra

Fundación Pro Montaña: 2 fechas de limpieza en Villavicencio

La Fundación Pro Montaña recorre Mendoza para borrar las marcas del descuido humano y devolverle a los paisajes su belleza original. Esta vez es el turno de la Ruta Provincial 52.

 

La próxima intervención de limpieza de la Fundación Pro Montaña será el martes 4 y miércoles 5 de noviembre en Villavicencio, dentro del operativo “Que sea montaña”.

Por momentos, la montaña parece hablar. Sus grietas cuentan siglos de viento y agua, sus colores cambian con el sol, y sus rocas guardan la memoria de los pueblos originarios.

Entre tanta historia, también aparecen las huellas del olvido, y por qué no decirlo, de la irreverencia.

Muni horizontal 2025

Nombres pintados con aerosol, fechas marcadas a cincel, corazones torcidos con iniciales que nada tienen de romántico.

Cangelosi

Solo cicatrices del desamor.

Esas son las marcas que la Fundación Pro Montaña ayuda a limpiar y restablecer al borrarlas piedra por piedra, desde hace tres años.

Nos dedicamos básicamente a la limpieza de las pintadas vandálicas en la montaña, la remoción del grafitismo y de residuos donde no llegan las municipalidades”, explica Claudio Mellimaci, presidente y socio fundador de la organización.

Raddino y Mesias

Lo dice con la calma de quien conoce el peso del agua, la arena y la paciencia.

Villavicencio y Uspallata

La próxima acción será el martes 4 y miércoles 5 de noviembre, en la histórica Ruta Provincial 52, entre Villavicencio y Uspallata.

Sin dudas, es de las zonas más afectadas por la proliferación de pintadas y rayones. El operativo, llamado “Que sea montaña”, busca devolverle su esplendor natural y cultural a este camino emblemático de Mendoza.

“Queremos que mendocinos y turistas puedan disfrutar de un recorrido limpio y digno de nuestra provincia”, señala Mellimaci.

La frase suena sencilla, pero detrás hay horas de esfuerzo, organización y una vocación que va más allá de lo ecológico: es casi una forma de militancia por la belleza natural.

Además, la tarea no es sencilla.

Cada jornada requiere entre seis y nueve horas de esfuerzo físico intenso, con un grupo reducido de no más de siete voluntarios por cuestiones de seguridad.

Para ello, utilizan un hidroarenador industrial —una máquina que combina agua y arena a alta presión—, además de gel removedor y herramientas manuales.

“Es muy abrasivo, puede sacar hasta la pintura de un auto”, explica Mellimaci, presidente de la Fundación Pro Montaña.

Tunduqueral

También, durante esta expedición, los voluntarios avanzarán sobre sectores donde cuentan más de 100 inscripciones, algunas con más de cuatro décadas de antigüedad.

“Son burdas maneras de inmortalizar visitas efímeras, y que al hacerlo destruyen formaciones milenarias”, lamenta el fundador.

Intervenciones modernas atentan al patrimonio cultural de Mendoza. El primer telégrafo de la provincia, una joya de la historia tecnológica local, está totalmente vandalizado.

“Es doloroso ver cómo la ignorancia y la falta de conciencia pueden borrar siglos de historia en segundos”, agregó Mellimaci.

En el último tramo del recorrido, los voluntarios harán un paréntesis especial para poner en valor los petroglifos del Cerro El Tunduqueral, un sitio arqueológico que ha sido inexplicablemente intervenido por manos ignorantes.

Allí, las piedras conservan grabados que datan de miles de años, testimonios de culturas ancestrales que supieron convivir con la naturaleza sin dañarla.

Finalmente haremos nuestra labor en la reconocida piedra energética para dejar así un recorrido para mendocinos y turistas a la altura que nuestra provincia acostumbra recibir a sus visitantes”, detalla Mellimaci.

Origen de la fundación

Además, esta iniciativa voluntaria nació como una aventura familiar.

Formé la fundación con mis hijos. Yo venía limpiando pintadas solo desde hacía años, y con la fundación pudimos organizar acciones más grandes. Llegamos a limpiar desde el Cerro de la Gloria hasta plazas como la Independencia, Las Heras o Chacras de Coria”, cuenta con orgullo.

Incluso, en algunas localidades los propios responsables del vandalismo han tenido que reparar el daño.

“Hace poco, en San Rafael, un grupo fue multado y tuvo que colaborar cargando agua y usando hidrolavadoras para borrar sus propias pintadas”, recuerda Mellimaci.

La Fundación Pro Montaña no solo limpia; educa con el ejemplo.

A través de sus redes sociales y colaboraciones con instituciones, promueve el respeto por el entorno natural y difunde la idea de que pintar una roca es un delito ambiental.

También busca contagiar una nueva sensibilidad hacia los paisajes que nos rodean: la montaña no necesita decoraciones humanas, su belleza está en su silencio y su historia.

Reparar

Cada intervención es un acto de amor y de reparación. Un intento de devolverle a la naturaleza lo que el hombre le quitó con descuido.

Cuidar la montaña es cuidar nuestra identidad como mendocinos”, repite Mellimaci, con la certeza de quien ha visto la diferencia entre una roca pintada y una roca viva.

Así, entre el polvo, el eco del viento y el sonido del hidroarenador, la Fundación Pro Montaña sigue su cruzada.

Reparan lo que nunca debió ser dañado y dejan en su lugar algo más duradero que cualquier firma: el mensaje simple y poderoso de su consigna.

Que sea montaña. Siempre.


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