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El hijo de la «Puchero» recibió una fuerte golpiza en el penal de Cacheuta

El hombre es Pablo Antonio Sosa, e integraba la banda delictiva de su madre que actuaba en Guaymallén. Se habría producido otro ataque días previos.

almafuerte

La «Puchero» es reconocida por liderar una banda en Los Corralitos y Puente de Hierro, en Guaymallén. Su nombre de pila es María Alejandra Sosa. Dos de sus hijos no pasan los mejores momentos. Uno de ellos fue condenado a 16 años de prisión y otro ha recibido dos golpizas en el penal Almafuerte en Cacheuta.

La Vene Vistalba

A comienzos de este mes, uno de los hijos de la «Puchero» Carlos Maximiliano Sosa, fue condenado a 16 años de prisión por el asesinato de Tiziano Tomás Dicésare, ocurrido en julio de 2020.

A eso, se le sumó que otro hijo, llamado Pablo Antonio Sosa, recibió la semana pasada una salvaje golpiza y duras amenazas en el penal de Almafuerte, en Cacheuta. 

Sosa fue maniatado y atacado a piñas y patadas, según refiere Pablo Montivero para Diario El Sol, quien explicó que fuentes carcelarias indicaron que un grupo de internos lo abordó y lo ató de piernas y manos en el Ala 4 del Módulo 3, en el que se encuentra alojado por diferentes ilícitos.

El ataque fue filmado por los propios reos que perpetraron la agresión, uno de los cuales es el referente o pluma -como los llaman en la jerga tumbera- de ese sector, agregaron.

Días antes, un intento de agresión se registró en el mismo complejo, más precisamente en módulo 1 sector 3. El hecho tuvo el mismo modus operandi, ya que los internos filmaron la agresión para hacerla circular a modo de escrache contra el preso agredido.

En esa oportunidad, el agresor fue identificado como Ezequiel Fuentes, de acuerdo con fuentes carcelarias. En el video se puede apreciar cómo la víctima es amedrentada por el reo que porta un palo con un arma blanca en la punta.

Este tipo de casos viene generando preocupación desde hace tiempo entre la población carcelaria del penal de Cacheuta, quienes apuntan contra la falta de reacción por parte de las autoridades del Servicio Penitenciario y los guardiacárceles que están a cargo de resguardar la integridad física de los internos.

Debido a que las víctimas de los hechos no denuncian por miedo a represalias, no hubo intervención judicial en ninguno de los dos episodios recientes, de acuerdo con fuentes consultadas.

Fuente: Diario El Sol


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